jueves, 11 de junio de 2009

Trato Peligroso / 3. Cuando el Infierno se Congele


“Entonces se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles

combatieron contra el dragón”

Apocalipsis 12,7


Después de un par de segundos Chas respondió:

– ¡Vaya si lo conozco!, es un cabron tramposo, bueno, te diré, esa cláusula dice: “este trato quedara anulado el día que el infierno se congele”.

Lo miré estupefacto y le dije:

– Entonces será hora de empezar a llevar cubos de hielo al infierno. Mientras sonreía él me miró seriamente y dijo:

– Colega te juro que es más fácil hacer lo que dices, que llevar acabo la hazaña de realmente congelar el infierno.

El tipo parecía saber mucho de esto así que le pregunté:

– ¿Qué debemos hacer para congelar el infierno?

Él miro a ambos lados y respondió:

– Seguramente has oído hablar del Armagedon, ya sabes ángeles y demonios peleando en una guerra sin precedentes, pues el día que esa batalla empiece el infierno también empezará a congelarse.

Me deprimí, según lo que yo sabía aun faltaban milenios para que esa batalla sucediera, el notó mi aflicción y dijo:

– Pareces un tipo honrado y noble, sólo tomaste una mala decisión así que te ayudaré, aparte ese Nergal ya ha fastidiado demasiado, es hora de que su cláusula se haga realidad.

El aliento me regresó y le dije:

– Gracias colega, pero dime ¿cómo recrearemos el Armagedon?

Me miró con una sonrisa malévola y dijo:

– ¡Esa es la parte divertida! déjamelo a mi.

Después de eso salimos de ahí, me dejó hospedarme en su departamento y toda la noche me pasé pensando si lo que estábamos a punto de hacer no volvería a joderme como el trato que había hecho con Nergal, jugar con fuego es algo peligroso y lo sabía pero como siempre he dicho, sólo se vive una vez.

A la mañana siguiente nos levantamos, Chas dijo que tenía que buscar algunas cosas y nos dirigimos al distrito de Newcastle. Entró a dos callejones diferentes, del primero salió con una bolsa, del segundo salió con un gato negro. Regresamos a su departamento, según dijo teníamos que revisar la mercancía, llegamos y extendió todo en la mesa y refunfuñó diciendo:

– ¡Maldita sea! el gato me costó 130 libras, según Léster lo trajo desde México, dicen que hay un gran mercado llamado Sonora donde encuentras todo lo que necesitas para los hechizos básicos.

Después de esto se alejó y se mantuvo hablando por teléfono alrededor de media hora. Al regresar dijo:

– Bueno, nos falta el último y más difícil ingrediente.

Así es como salimos de ahí, en el camino me explicó que se necesitaba un alma muy importante como para que los ángeles se arriesgaran a ir al infierno por ella, dijo que si por él fuera tomaría la del Papa, pero no iría hasta el Vaticano por ella, así que lo mejor sería secuestrar a un cardenal. Un contacto suyo le proporcionó información valiosa, según ésta el cardenal Kingston se paseaba en las mañanas por los jardines de la abadía de Westminster. Nos dirigimos hacia aquel famoso sitio de Londres. Hayamos al cardenal como el contacto especificó. Chas se acercó a él sigilosamente por detrás y con un pañuelo lleno de cloroformo logró que el cardenal cayera en un profundo sueño. Lo llevamos al taxi y nos dirigimos al norte. Dijo que iríamos a una capilla donde podríamos formar un nexo entre la tierra y el infierno.

Después de un viaje de 5 horas llegamos a la Capilla Rosslyn en Escocia, esperamos a que terminaran las visitas turísticas, cerraron la capilla y Chas fue a ver al guardián alegándole que el cardenal Kingston deseaba orar en la capilla antes de abandonar el país. El guardián aceptó y nos entregó las llaves del recinto.

Entramos a la nave principal, toda oscura parecía una boca de lobo, encendimos las lámparas y sentamos al cardenal en una de las bancas. Cuando Chas se disponía a preparar todo la puerta principal se abrió de golpe, el helado aire entró y el rostro de mi colega se volvió como una ostia. En la puerta se encontraba un hombre, era alto llevaba un abrigo para la lluvia color beige, una garrafa en cada mano y un cigarrillo en los labios, el hombre dijo:

– ¡Chas maldita sabandija! ¿creíste que harías el mejor hechizo del siglo y el crédito seria todo tuyo?

Chas le respondió:

– ¡Johnny! pensé que ya no te interesaba la magia, por eso no te busqué.

El tipo contestó:

– Yo también pensé que ya no era de mi interés, pero aquí me tienes para salvarte el trasero, traje algo de agua bendita, será mejor prevenirnos por si algo sale mal.

Chas sonrío y dijo:

– ¡Claro Johnny, cómo pude olvidarlo!.

El tipo me miró y preguntó:

– Bueno, y este capullo ¿Quién es?

Levanté mi puño pero Chas logró alcanzar mi brazo y lo detuvo, se acercó a mi oído y dijo:

– Amigo créeme, te necesito vivo, no muerto.

Después le respondió a Johnny:

– Es un colega que ha hecho un trato con Nergal y quiere anularlo, es por eso que recrearemos un maldito “Día D” en el infierno.

Johnny se acercó, extendió su mano y dijo:

– Si eres enemigo de Nergal entonces eres mi amigo.

Eso me recordó el viejo dicho de “enemigo de mi enemigo, amigo”, Johnny salió y regó agua bendita por todo el exterior de la capilla. Según me comentó eso lograría que ningún demonio pasara al mundo puesto que ellos no podían pasar sobre el agua bendita.

Rosslyn es conocida por que en ella se encuentran 213 cajas que sobresalen de los pilares, algunos creen que esto sirve como un portal a otra dimensión, otros que es un código para encontrar el grial, o mejor aún, una autopista al infierno y esa noche la utilizaríamos. El resto que quedó de agua bendita la regó en el suelo. Nos paramos los cuatro, el cardenal aún seguía apaleado por el efecto de cloroformo. Chas cortó el cuello del gato negro. Al caer la sangre en el gran charco de agua bendita mencionó unos versos en latín, seguido esto el suelo se abrió como una boca y nos tragó. Caímos por una especie de túnel que olía a azufre y sólo podía distinguir una luz roja al final. Aterrizamos los cuatro en lo alto de una montaña. Chas dijo:

– Al parecer la topografía del infierno cambia todos los días pero el Meguido sigue aquí. Desde este cerro veremos el Armagedon.

Johnny río y dijo:

– ¡Sí amigos! les juro que será mejor que ver jugar al Chelsea contra Liverpool.

Después Chas me explicó que el ejército de ángeles no tardaría en venir a auxiliar el alma del cardenal. Cuando esto suceda los guardias demoniacos se darán cuenta y la batalla comenzará. Habremos engañado a ambos bandos, casi al terminar de explicarme esto una luz azul apareció en el negro cielo del infierno en la llanura que se extendía ante nosotros se posicionó el ejército de ángeles, Johnny preguntó:

– ¿Quién comanda al ejercito de ángeles?

Chas hizo una breve exploración del ejército y contestó:

– Al parecer Miguel.

Aquel Arcángel en verdad era bello, de no saber que los ángeles son asexuados hubiera jurado que era una mujer, sus ojos eran negros y sinceros, su cabello oscuro y reluciente, lo llevaba suelto y se movía al compás de su andar, y en conjunto todo su ser denotaba seguridad y fortaleza.

Atrás del Arcángel Miguel se encontraban los Arcángeles: Rafael, Uriel y Gabriel, cada uno con un batallón de aproximadamente un millón de combatientes entre serafines y querubines.

Todos ellos portaban espadas blancas como la nieve que destellaban un brillo cegador, las espadas de los Arcángeles eran aún más relucientes y de ellas emanaba fuego. Del otro lado el ejército de los demonios se hallaba sin formación, los comandaba un demonio con cabeza de chivo y largos cuernos, también contaba con alas. Johnny dijo:

– Chas, ¿ya viste quién comanda a esos bastardos? ¡Es el maldito Baphomet!

Los ejércitos se hallaban separados por una distancia semejante a la de un campo de futbol, después comenzaron a acercarse y Johnny dijo:

– Es hora de largarnos el final ya me lo sé, el ejército de Miguel le gana al de Baphomet, qué aburrido. Chas ¿traes arena del Sinaí?

Chas lo miró confundido y dijo:

– No Johnny, se agotó, no encontré en todo Londres.

Johnny le dijo enfurecido:

– ¡Lo ves!, siempre tengo que salvar tu trasero, gracias a Dios traigo un poco de arena del Getsemani, servirá igual.

Le pregunté a Chas para qué servía la arena y me dijo que de esa forma volveríamos a la tierra, era necesaria arena de un lugar sagrado para formar un nexo entre el infierno y la tierra. Le pregunté si volveríamos a Rosslyn, encogió los hombros y dijo:

– ¡Que piensas que esto es un fregado metro y te bajas en la estación que quieras!, sólo espero que no aparezcamos en el Tamesis, a esta hora moriríamos de hipotermia.

Johnny tomó la arena y la arrojó al suelo, se abrió un hoyo que nos succionó. El camino fue muy aterrador, no era capaz de distinguir entre abajo y arriba, y las náuseas comenzaron a acentuarse más, ya que en el infierno tenía algunas pero no muy fuertes como para provocarme el vómito.

Aparecimos en las vías del metro de Londres, apenas me intentaba reincorporar cuando oí un rugido, algo me tomó del cuello del abrigo y jaló a un lado. Después el estruendo del metro pasado a sólo unos centímetros de mi hizo que desmayara. Al despertar me hallaba solo sentado en una banca de la estación Green Park, en la bolsa interior de mi abrigo había un papel que decía:



“Vaya que Johnny no se equivocaba al decir que eras un capullo, te desmayaste al caer, fue tan divertido que mi colega y yo nos reímos de ti por un buen rato y te aseguro que si Kingston hubiera estado despierto se hubiera reído de ti hasta mojar los pantalones, bueno amigo según lo que dicen el infierno se congela, seguramente tu trato ha sido anulado espero que tengas suerte, de lo demás John y yo nos encargaremos. Hay un desastre que limpiar y un viejo que entregar.


P.D. Por favor no vuelvas a venir a joderme.”



Salí de la estación con solo mi cartera y pasaporte, pensé ir por mi maleta al departamento pero en realidad sólo quería volver a casa y descansar, además Chas lo dejó claro, no quería volverse a topar conmigo.

Y aquí me encuentro de nuevo en un avión de British Airways con el deseo de regresar a casa y tomar una vacaciones, no se lo que el destino me depara, lo que sí se es que la mujer de la fila de al lado me mira y sonríe coquetamente, si todo salió como lo esperaba ella puede ser mi nuevo amor, no muchos congelan el infierno por encontrar su media naranja y conservarla ¿o si? Déjame preguntarte algo ¿tu qué has hecho de divertido la última semana?

¿FIN?

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