lunes, 10 de agosto de 2009

Sangre Maldita / 4. Ella entró por la ventana del baño


Fernando se dirigía de su recamara al comedor cuando vio una figura conocida en el baño así que retornó, se asomó con cautela al baño y vio sentada en el piso a Daniela, se acercó a ella y le dijo:

- Ya lo se, nos han descubierto mis padres fueron ahorita a tu casa a resolver esto, ¿sabes las consecuencias detrás de esto?

La confusión de Daniela se multiplicó mil veces, por el tono en la voz de Fernando aquella consecuencia se oía siniestra, ella negó con la cabeza a la pregunta de Fernando y preguntó:

-¿Cuál es la consecuencia detrás de esto?

Fernando tomó a Daniela del brazo y la llevó hasta la sala, la dejó sentada mientras le preparaba un té. Cuando regresó traía consigo dos tazas, una se la extendió a Daniella y la otra la conservo él.

Para Daniela aquella escena se le hizo familiar, en un instante tuvo una regresión al momento en que sus padres la estaban regañando el día anterior. Aún bajo los efectos hipnóticos de la regresión se percató de algo, cuando subía las escaleras hacia su recamara escuchó a su madre decirle a su padre:

- Si se entera sabes que jamás lo perdonará y no tengo que decirte cuál sería el perfecto castigo para nosotros.

Aun así no entendía lo que pasaba aunque sí sospechaba algo, cuando volvió a la realidad vio a Fernando gesticulando palabras pero no entendió nada así que le dijo:

- ¿Puedes volver a repetirlo? Por favor.

Fernando frunció el ceño y dijo:

- Lo que intento decirte es que si nuestro abuelo se entera de esto desheredará a nuestros padres, eso es lo que les preocupa: el maldito y podrido dinero.

Para Daniela todo se había esclarecido y eso era lo que preocupaba a sus padres, perder la herencia.

Fernando se levantó y miró por la ventana unos minutos hasta que decidió romper con el cruel silencio diciendo:

- Tenemos que resolver esto ¿Tienes alguna idea?

Daniela no sabía qué responder, en realidad no tenía un plan para una situación como ésta y respondió:

- No mi amor.

Fernando dejó de mirar por la ventana y fijó sus ojos en Daniela, ella jamás olvidaría las palabras que le dijo:

- Pues yo sí tenía una plan, aunque no apruebo los intereses materialistas de mi padre, creo que lo mejor para nosotros sería separarnos, ningún amor puede crecer en estas condiciones te ruego que te resignes a mi y aceptes el sacrificio que ambos debemos hacer.

Daniela rompió en llanto, tantas preguntas venían a su cabeza, intentó tranquilizarse y formular una a una para saciar sus dudas, así preguntó:

- ¿A dónde iras?

Fernando le respondió:

- Como ciudadano panameño tengo que cumplir con el servicio militar un año, si al cabo de ese año las cosas siguen candentes por aquí creo que me incorporaré al ejército.

Daniela lanzó otra pregunta:

¿Crees que tu papa te apoye?

Fernando respondió:

- Sí, ya habíamos hablado de que tenía que cumplir con esto, si a eso le aumentamos lo sucedido querrá que mañana mismo parta a Panamá y así será.

Las lágrimas de Daniela empezaron a chocar contra el suelo y lanzó las últimas preguntas:

- ¿Por qué me abandonas? ¿Acaso no me amas?

Las preguntas fueron como un golpe para Fernando en la boca del estómago, por un momento sintió marearse pero recordó que si alguien debía conservar la cordura en ese cuarto era él y respondió:

- Si te amo, sólo hago lo mejor para los dos.

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